La tarde estaba plácida, pero el mar embravecido llamaba por nosotros, así que nos acercamos hasta la Punta de Couso, embaucados también por la leyenda que allí se cuenta en las piedras que conforman el archipiélago de Sagres, contribución coruñesa al Parque Nacional de las Illas Atlánticas…
Se dice que los celtas llegaron por mar y no querían caer en la maldición que los convertiría en piedra si luchaban contra las tribus locales. Su jefe decidió casarse con la hija del rey local, “Forcadiña”, con la que concibió un hijo, “Noro”, e intentar así la invasión de manera pacífica. Lamentablemente para ellos el ardid fue descubierto y cayeron en el encantamiento: Saefes, el jefe celta, quedó petrificado convirtiéndose en el peñasco "Home de Sagres", con la lengua hendida por siete lugares (islote de Setelinguas) con la mandíbula deshecha y las muelas esparcidas ("Queixada" y las "Moas"). La peña "Forcadiña" está situada cerca de la punta de "Couso" y el "Noro" es el islote próximo a Vionta. Los restos de las embarcaciones de los marineros de Seafes quedaron petrificados para la eternidad en forma de islotes y peñascos diversos, como aviso a futuros navegantes. Tras intentar descifrar aquellas leyendas “in situ”, nos dejamos llevar por el siempre hermoso atardecer que allí se nos brindaba.
Se dice que los celtas llegaron por mar y no querían caer en la maldición que los convertiría en piedra si luchaban contra las tribus locales. Su jefe decidió casarse con la hija del rey local, “Forcadiña”, con la que concibió un hijo, “Noro”, e intentar así la invasión de manera pacífica. Lamentablemente para ellos el ardid fue descubierto y cayeron en el encantamiento: Saefes, el jefe celta, quedó petrificado convirtiéndose en el peñasco "Home de Sagres", con la lengua hendida por siete lugares (islote de Setelinguas) con la mandíbula deshecha y las muelas esparcidas ("Queixada" y las "Moas"). La peña "Forcadiña" está situada cerca de la punta de "Couso" y el "Noro" es el islote próximo a Vionta. Los restos de las embarcaciones de los marineros de Seafes quedaron petrificados para la eternidad en forma de islotes y peñascos diversos, como aviso a futuros navegantes. Tras intentar descifrar aquellas leyendas “in situ”, nos dejamos llevar por el siempre hermoso atardecer que allí se nos brindaba.
Bibliografía consultada: Historia y vida de la Ría de Arousa, Manuel Fajardo Piñeiro (Boiro, 1999).